Tuesday, October 11, 2011

La matatu, transporte público

Este fin de semana hemos hecho un descanso. Aprovechando un transporte de Nyumbani, desde el Village al orfanato, nos hemos ido a visitar Nairobi. La experiencia en general ha sido digna de contar. ¿Qué hemos hecho? Visitar la capital; comer con un amigo; perdernos en el caos de la ciudad, ver un orfanato de elefantes … pero sobre todo, tomar una ducha decente.
Después del descanso vino la hora de regresar. Rezamos para poder tener nuestro "trasporte oficial" que nos llevara de vuelta al Village. Por desgracia no pudo ser; así que en mitad del humo, polución, multitud y la lluvia que para colmo tuvo que caer, nos hemos echado cargadas con nuestras mochilas, a este caos de ciudad a coger el trasporte público. LA MATATU!!!!!
Caminamos por en medio de atascos, barro, mercados... Nos asaltan por todos lados, preguntándonos, vendiéndonos, ofreciéndonos. Por fín, enmedio de un basurero, encontramos tropecientos autobuses. ¿Cúal será el nuestro? Imposible adivinar. No importa, en este follón tan negro, un par de rubias descarriadas resaltan un montón. De repente nos vemos rodeadas, veinte vendedores nos acosan a la vez. ¿Dónde vamos , qué queremos, qué autobús buscamos? No hemos tenido tanto éxito desde los 20 años.
Al final parece que hay acuerdo. Ya tenemos nuestro Matatu. Una furgoneta de 12 pasajeros llena hasta el copete. Llevan cabras, gallinas y olores que junto con los humano nos dejan sin aliento. Hacemos jurar al conductor un poco de piedad. No tenemos prisa. Tenemos muchos hijos, siete en total , y que tarde o temprano, lo que solo queremos es llegar.
Salimos justo antes del “gran atasco” que suele ser hacia las 4. Menos mal, pues aún así, la salida de Nairobi ha sido una pesadilla. La carretera, está en pésimas condiciones. Llena de baches, sin arcén, sin aceras y mucho menos sin señalización. Los adelantamientos son súper arriesgados, no hay línea en el suelo, y aunque la hubiera , no creo que se viera. Les da igual las curvas, los prohibidos, (que no hay) y los cambios de rasantes. Adelantan cuando quieren sin pensarlo un instante. Si hay un camión lento, da igual, adelantan por la derecha, por la izquierda o por el centro en el caso de que otro haya comenzado antes el adelantamiento. Menos mal que el bus está lleno de gente y apenas tenemos visión de lo que se nos echa de frente. Cerramos los ojos y rezamos, pues no en vano nos han contado que el principal peligro en Kenia, no son los leones, sino las carreteras.
En mitad de la travesía aparece un control de policía. La Matatu decide tomar otra vía. Como era de esperar, este mini bus debe ser ilegal y aunque no lo fuera daría igual. Con lo corrupta que es la policía, todas las Matatus huyen como si vieran al mismo Satanás. Nuestro conductor decide tomar un nuevo camino y de repente vemos que miles de coches nos vienen de frente… ¿Está loca toda esa gente? Parece que no, que los locos somos nosotros, que nuestra Matatu se ha metido por dirección contraria para coger un atajo
Sigue por caminos que no conocemos. La carretera se acaba y solo quedan agujeros. Todo es un barrizal. Los coches que por aquí vienen son escasos, así que aunque más movidos, sentimos que tenemos mucho menos peligro. Pasamos por pueblos, mercados. Gente siempre caminando. El ganado cruzando, ovejas y hasta a una manada de camellos. La basura en todos lados, encima de ella los puestos vendiendo algo que seguro estará más que caducado. Las vaca se pasea por el centro, el arado en la cuneta. ¿Estarán arreglando el huerto o ampliando la carretera?
Llegamos a Machacos. Paramos y se suben mas gente. Nos achuchamos pero es imposible, más no podemos. Colocan los trastos en el techo, la patatas en suelo y la cabra en el maletero. Alguien va colgando de la puerta, por eso no se cierra… El camino civilizado acaba en Kua Vonza, el último pueblo antes del Village. Solo nos queda 20 Km de polvo y de arena. No hay ni Matatu ni bus que por ese camino venga. Solo Bora Boras; motos que hacen de taxi . Cargan de tres en tres a los pasajeros. Derrapan por la montaña de polvo como si de slalom se tratara. Cinco horas de viaje, 150 Km en total, por estos caminos de humos, baches, sustos y paisajes. Unos kilómetros más de polvo que pueden importar...